La vida es demasiado corta para no ser quien eres, siempre me decía mi madre cuando yo era pequeña. Yo pensaba. ¿ Como no vas a ser quien eres de verdad mamá ? Y me reía mucho con esa frase porque no la entendía. Ahora la entiendo. Y tenía razón. Cuando cumplí los quince años, tres meses después había muerto. Siempre la recordaré, siempre la querré y aunque ahora mi corazón esté ocupado por Will. Mamá, la gran parte, siempre sera tuyo.
Will, se separó de mí unos instantes y acercó su cara a mi oío y me susurro:
- Especial, perfecta ...
Y yo le susurré al oído:
- Dos palabras, ocho letras, y Will ... seré tuya.
Will, alejó su cara de mi oído y se volvió a centrar en mis labios, dándoles ahora un beso tierno que me dejo con ganas de miles de besos como esos. Volvió a acercar su cara a mi oído y dijo:
- Te quiero
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