A las afueras de Nueva York en Appel Street una chica llamada Carrie llena de esperanza y recuerdos cree que es imposible que ella pueda amar después de la muerte de su madre pero, ¿Y si se equivoca?

Empiezo una nueva historia

Carrie

dimecres, 23 de novembre del 2011

Cap. 22 ¿Y tus zapatos?

Me ayudó a levantarme cuidadosamente mientras me limpiaba  la nieve que se había quedado apegada en mi ropa. El contacto mano con mano, fue cálido y tierno. No me había dado cuenta hasta ese instante de lo mucho que echaba de menos su roce, su olor y su sonrisa.

- ¿Se puede saber que hacía escondido detrás del árbol de tu jardín? -  le pregunte a la vez que no podía parar esa risita tonta y a la vez tierna.
- Llegaba de clase, y te vi. Bueno, más bien vi el coche de Cat y supuse que estarías en el. Además, hace mucho tiempo que no hablábamos - dijo mirando hacía el suelo sonrojado.
- La verdad es que tienes razón, ya hacía demasiado tiempo. . .
- Oye- me interrumpió- ¿Haces algo esta tarde? - me pregunto esperando la mejor respuesta posible.
- No, pero tampoco me apetece salir con este tiempo. . .- le dije, y era cierto, hacía frío y quién dice que no podría ser que nevara.
- Entonces ¿Porque no vienes a mi casa? - dijo en un tono nervioso - mis padres y mi hermana se van todo el fin de semana, y estaré solo. . . ¿Porque no vemos una peli? - preguntó esperando un sí por respuesta, como novio que lo espera el día de su boda.
- Bueno en ese caso, acepto - dije con una gran sonrisa.
- Nos vemos Carrie - dijo mientras se alejaba sonrojado y alegre por mi respuesta.

Entré a casa y sin decir hola me tendí encima del sofá todo y chaqueta. Estaba sonrojada y la calor subía poco a poco a mis mejillas ¿Que pasaría? Y así en un leve suspiro, caí en el mayor sueño posible.

- Carrie, despierta - dijo James en un intento de despertarme - ¡CARRIE!
- Ummmm, que pasa - dije casi sin vocalizar debida la situación.
- ¿Se puede saber que haces todo y botas de nieve encima del sofá? - preguntó James extrañado.
- Oh, debo de haverme quedado dormida. . . ¿Que hora és? - pregunté.
- Son las seis pasadas - contesto James mientars miraba el reloj.
- ¡Oh, por dios!

Subí las escaleras más deprisa que flash a la vez que me quitaba las botas y la ropa. Llegué a mi habitación y cogí los primeros vaqueros que vi. Me puse una blusa de mi madre color granate y bajé las escaleras a gran velocidad saliendo de casa, sin chaqueta, sin botas y descalza. Llamé al timbre y allí estaba él con su gran sonrisa esperando a que llegase. Me observo de arriba abajo cuando se quedó mirando fijamente mis pies, empapados por la nieve.

- Carrie - dijo riendo - ¿Y tus zapatos?

Bajé la mirada deseando que estuvieran ahí, donde siempre, en mis pies. Pero mi deseo fue en vano, pues mis pies estaban descalzos y mojados. No pude evitar ponerme roja como un tomate y reírme a la vez.

- Venga, pasa - dijo Will en un suspiro - que haremos contigo. . .

Entré a su casa y me fije que estaba todo preparado. La mantas descansaban sobre la pequeña mesa delante del sofá. El olor a palomitas embriagaba la casa. Y un sofá enorme nos esperaba impaciente.

- Ven, te dejaré mis zapatos de ir por casa y unos calcetines - dijo.
- Gracias Jajajaj No sé en que estaba pensando, bueno si lo sé - dije riendo - Llegaba tarde y no quería que pensases que te había dejado plantado y subí a toda prisa para cambiarme de ropa. Si mira mi pelo, ya te lo dice todo, ni siquiera me dio tiempo de arreglarme. . .

Y sin acabar esta última frase Will se giró y nos quedamos cara a cara. Posó su mano en mi rostro, acarició mi pelo y con tan solo unas palabras me dejo tendida a sus pies.

- Carrie, nunca olvides que para mí siempre serás y estarás preciosa. . .

divendres, 18 de novembre del 2011

Cap. 21 Sonrojada y no solo por el frío

Ya había pasado una semana, y el concurso de talentos estaba al borde del abismo. No quería presentarme, no estaba de muy buen humor. Después de esa tarde, en la que Allan y yo, estuvimos sentados delante del mismo fuego, compartiendo los mismos sentimientos, decidió ignorarme. Entonces, de pronto el timbre me alejó de mis pensamientos para volverme a traer a clase. Cat me miraba graciosa, últimamente ella tampoco estaba de muy buen humor. Hacía tan solo tres días que Joe la había dejado por una chica de su edad, rubia y esbelta.

- ¡Carrie! - dijo Cat.
- ¡Que! -  dije sobresaltándome, ya que me había sacado de mis profundos pensamientos.
- Venga, que nos vamos a casa - dijo dándole vueltas a las llaves del coche con el dedo índice

Salimos de clase y por un momento, por un instante noté como alguien me observaba. Me giré i lo vi, conectamos nuestras miradas y de pronto Allan aparto la suya. No entendía que había pasado, pero para ser cierto, yo estaba muy confundida. ¿De verdad estaba enamorada de Allan? O solo había sido, que me había dejado llevar por el momento y la situación.

- Le debo la vida - susurré sin percatarme.
- ¿Que dices? - pregunto Cat.
- Oh nada, nada ¿Que hacemos esta tarde? Es viernes - dije yo con una voz llena de ilusión ya que solo quería desconectar por un momento.
- Pues la verdad es que he hecho planes con mi madre, porque desde mi relación con, ya sabes. . . no hablo mucho con ella, y creo que es el momento idóneo para tener un día madre e hija - dijo con voz de desilusión y alegría a la vez - pero mañana reservo mi día para ti. Como en los viejos tiempos Jajajaja
- Como en los viejos tiempos eh. . . ¿Prometido? - le pregunté.
- Prometido - dijo alzando el meñique.

Llegamos a mi casa y bajé del coche despidiéndome cariñosamente. Todo el jardín se encontraba cubierto de nieve. Cuando de pronto algo frio estalló en mi cabeza. Lo palpé y mire mi mamo ¿Quien me había tirado una bola de nieve? Y entonces le vi, escondido tras el árbol de su jardín.

- ¡Oye! Atrévete y ven aquí Jajajaja - dije sonrojada y no era solo por el frío.

Will salió de detrás del árbol y empezó a correr tan deprisa que ni siquiera pude esquivarlo cuando se abalanzó sobre mi. Caímos sobre la nieve, un encima del otro y entre risas y nieve, una leve mirada por ambas partes, me hizo comprender que lo que yo creía olvidado, seguía ardiente dentro de mi corazón.