Me ayudó a levantarme cuidadosamente mientras me limpiaba la nieve que se había quedado apegada en mi ropa. El contacto mano con mano, fue cálido y tierno. No me había dado cuenta hasta ese instante de lo mucho que echaba de menos su roce, su olor y su sonrisa.
- ¿Se puede saber que hacía escondido detrás del árbol de tu jardín? - le pregunte a la vez que no podía parar esa risita tonta y a la vez tierna.
- Llegaba de clase, y te vi. Bueno, más bien vi el coche de Cat y supuse que estarías en el. Además, hace mucho tiempo que no hablábamos - dijo mirando hacía el suelo sonrojado.
- La verdad es que tienes razón, ya hacía demasiado tiempo. . .
- Oye- me interrumpió- ¿Haces algo esta tarde? - me pregunto esperando la mejor respuesta posible.
- No, pero tampoco me apetece salir con este tiempo. . .- le dije, y era cierto, hacía frío y quién dice que no podría ser que nevara.
- Entonces ¿Porque no vienes a mi casa? - dijo en un tono nervioso - mis padres y mi hermana se van todo el fin de semana, y estaré solo. . . ¿Porque no vemos una peli? - preguntó esperando un sí por respuesta, como novio que lo espera el día de su boda.
- Bueno en ese caso, acepto - dije con una gran sonrisa.
- Nos vemos Carrie - dijo mientras se alejaba sonrojado y alegre por mi respuesta.
Entré a casa y sin decir hola me tendí encima del sofá todo y chaqueta. Estaba sonrojada y la calor subía poco a poco a mis mejillas ¿Que pasaría? Y así en un leve suspiro, caí en el mayor sueño posible.
- Carrie, despierta - dijo James en un intento de despertarme - ¡CARRIE!
- Ummmm, que pasa - dije casi sin vocalizar debida la situación.
- ¿Se puede saber que haces todo y botas de nieve encima del sofá? - preguntó James extrañado.
- Oh, debo de haverme quedado dormida. . . ¿Que hora és? - pregunté.
- Son las seis pasadas - contesto James mientars miraba el reloj.
- ¡Oh, por dios!
Subí las escaleras más deprisa que flash a la vez que me quitaba las botas y la ropa. Llegué a mi habitación y cogí los primeros vaqueros que vi. Me puse una blusa de mi madre color granate y bajé las escaleras a gran velocidad saliendo de casa, sin chaqueta, sin botas y descalza. Llamé al timbre y allí estaba él con su gran sonrisa esperando a que llegase. Me observo de arriba abajo cuando se quedó mirando fijamente mis pies, empapados por la nieve.
- Carrie - dijo riendo - ¿Y tus zapatos?
Bajé la mirada deseando que estuvieran ahí, donde siempre, en mis pies. Pero mi deseo fue en vano, pues mis pies estaban descalzos y mojados. No pude evitar ponerme roja como un tomate y reírme a la vez.
- Venga, pasa - dijo Will en un suspiro - que haremos contigo. . .
Entré a su casa y me fije que estaba todo preparado. La mantas descansaban sobre la pequeña mesa delante del sofá. El olor a palomitas embriagaba la casa. Y un sofá enorme nos esperaba impaciente.
- Ven, te dejaré mis zapatos de ir por casa y unos calcetines - dijo.
- Gracias Jajajaj No sé en que estaba pensando, bueno si lo sé - dije riendo - Llegaba tarde y no quería que pensases que te había dejado plantado y subí a toda prisa para cambiarme de ropa. Si mira mi pelo, ya te lo dice todo, ni siquiera me dio tiempo de arreglarme. . .
Y sin acabar esta última frase Will se giró y nos quedamos cara a cara. Posó su mano en mi rostro, acarició mi pelo y con tan solo unas palabras me dejo tendida a sus pies.
- Carrie, nunca olvides que para mí siempre serás y estarás preciosa. . .
dimecres, 23 de novembre del 2011
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por favor escribe más, he descubierto ayer tu blog y ya me he leido toda la historia, necesito saber más
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