- ¿De que te ries? - le pregunté un poco irónica.
- Jajajajaja, ven aquí - me dijo.
Entonces me cogió por el brazo y me acercó a el. Mientras la mano de Allan acariciaba mi pelo en intento de arreglarlo, sus ojos, sus ojos estaban fijados en mi. Me sentía ruborizada no sabía que decir, que hacer o donde mirar. Y por fin su mano callo a su bolsillo. Sin bajar de la moto. Me volvió ha acercar, pero ahora solo mi cara hacia el. Y sin tiempo a pensar su boca estaba clavada en mi oreja diciendo:
- Espero que la próxima vez que me abraces así no sea porque vallas en moto conmigo.
Se puso el casco y sin darme tiempo ni a despedirme. Allan arrancó y se marchó. Pero lo más divertido de ese día fue ver a Will con la cara apegada a su ventana. Viéndolo todo.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada